El consumo alcohólico por si mismo puede dar lugar a una serie de alteraciones físicas y psíquicas, pero si esto se ve interrelacionado con el mundo laboral hay una serie de circunstancias que potencian sus efectos y aumentan la peligrosidad por el déficit de rendimiento o atención que produce su consumo.
Existen determinadas actividades que, por las condiciones laborales en las que se realizan presentan un consumo más alto de alcohol, como ocurre con las actividades relacionadas con la construcción, actividades agroalimentarias y la hostelería. El tipo de jornada también tiene influencia sobre el consumo bajo la creencia errónea que el alcohol ayuda a superar determinadas condiciones como es el frío, sobrellevar la fatiga, etc.