La mayoría de las personas han experimentado estrés en el trabajo en algún momento de su vida. En numerosas ocasiones, suele tratarse de situaciones estresantes puntuales que no constituyen mayor problema -por ejemplo, realizar una tarea bajo presión dentro de un plazo establecido-. Sin embargo, cuando los problemas persisten, el estrés puede cronificarse, comprometiendo seriamente el bienestar físico y emocional de la persona que lo sufre.
La alta prevalencia del estrés laboral no sólo se limita a Estados Unidos. Sin ir más lejos, en Europa, los datos de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA), señalan al estrés como el segundo problema de salud más reportado en este ámbito –percibido como algo habitual por el 51% de los trabajadores europeos-, que, junto con otros riesgos psicosociales, es el responsable de más de la mitad de los días de trabajo perdidos por discapacidad.