Practicar actividad física de manera regular, además de favorecer nuestro corazón y nuestra circulación sanguínea, reduce el estrés y la depresión, por lo que aumenta la estabilidad psicológica y la sensación de bienestar.
Lo ideal para una persona muy estresada es realizar una actividad aeróbica en la que pueda descargar energías y generar endorfinas, “las hormonas de la felicidad”.