Las grasas que se ingieren en la alimentación pueden ser de origen animal o vegetal. Como el resto de los nutrientes deben ser tomadas en cantidades suficientes para mantener la salud (30-35% de la ingesta calórica del día) puesto que son una fuente fundamental de energía, forman parte de las estructuras de las membranas de las células, ejercen una función reguladora de hormonas, entre otras acciones.
Existen muchos tipos de grasas pero lo importante en la utilización de estos nutrientes es no excederse del consumo total y del consumo de grasas saturadas (<10%) que se encuentran contenidas en alimentos de origen animal: carnes, embutidos, quesos, productos de bollería, etc., puesto que favorecen el aumento del colesterol total y el colesterol LDL, que son factores de riesgo cardiovascular, además de facilitar la aparición de sobrepeso y obesidad.
